Hoy va por tí, mi pequeño, porque has "perdido el juicio" y en estos momentos estás en una habitación de hospital (muy mona, eso sí) en la que yo debería estar dándote todos los mimos del mundo.

Y me cabrea no poder hacerlo.
Y me cabrea no poder hacer otras tantas cosas contigo.
Pero no te preocupes, que lo mejor de la prueba que supone para nosotros este año es que, o nos destruye o nos hará más fuertes. Y apuesto por lo segundo.
Siempre contigo, mi gafitas, siempre.
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